La prensa y la literatura obrera
La prensa y la literatura obrera tienen como marco histórico las luchas obreras de la Federación Regional, la Federación Libre de los Trabajadores y el Partido Socialista. Es la lucha de los trabajadores en dos frentes: contra la estructura de poder de la burguesía puertorriqueña y contra el poder administrativo del régimen español primero y del norteamericano después.
La burguesía puertorriqueña, víctima de lo que se ha llamado el cambio de soberanía, estaba incapacitada de ser la clase dirigente a cualquier proceso revolucionario nacional. Limitada en su papel a ser un socio menor del capitalismo norteamericano en la explotación de los trabajadores, su papel se orientará por un reformismo político y un nacionalismo cultural que en ningún momento ha de representar una amenaza real a la dominación norteamericana en los primeros treinta años.
Por otro lado tenemos lo que amenaza la estabilidad de la clase dominante, estructura de poder compuesta por puertorriqueños y extranjeros, es el campesinado que para aquel entonces ha de constituir la base social revolucionaria de la sociedad puertorriqueña.
Dentro de esta clase hay sectores como los tipógrafos (Romero Rosa y Ferrer y Ferrer), carpinteros (Santiago Iglesias), trabajadores de muelles (Eduardo Conde), encuadernadores, albañiles, barberos (Manuel F. Rojas), zapateros (Juan S. Marcano) y tabaqueros (Alfonso Torres, Moisés Echevarría) que constituían la vanguardia de los tabaqueros puertorriqueños.
Al igual que en otros países, los tipógrafos han de constituir la élite intelectual del movimiento obrero. De este ejército de autodidactas ha de surgir el liderato obrero que ha de darse a la tarea de organizar el movimiento obrero en Puerto Rico. Interesante es que a tono con lo anterior, los tipógrafos constituían el gremio de “continuidad y antigüedad”, habiéndose fundado en 1877.
Estos obreros formados en las lecturas de Anselmo Lorenzo, Francisco Ferrer, Eliseo Reclús, José Prudhon, José Fanelli, Miguel Bakunin y Carlos Marx, han de organizarse a través de los grupos de Estudios Sociales.
Bajo la dirección de José Ferrer y Ferrer se habrá de organizar en Caguas uno de estos grupos del cual serán participantes Juan Vilar, Aurelio Villarini, Pablo Vega Santos, Julio Figueroa, los hermanos José y Carmelo Osorio, Juan José López, Pedro San Miguel, Prudencio Rivera Martínez y otros más.
Para el 1897, el carpintero Fernando Gómez y los tipógrafos Ramón Romero Rosa y José Ferrer y Ferrer han de iniciar la publicación del semanario Ensayo Obrero.
Ensayo Obrero será perseguido por el régimen español, multado por críticas a la religión católica y su director Santiago Iglesias será arrestado junto a José Mauleón y Emiliano Ramos. La actividad desplegada llevó a los liberales de Luis Muñoz Rivera a fundar El Obrero Liberal dirigido por Andino Galés con el propósito de defender al Partido Liberal frente al Partido Autonomista Puro de José Celso Barbosa.
Para el 11 de febrero de 1898 con motivo de la inauguración del gabinete autonomista, los trabajadores puertorriqueños celebraron su primera manifestación pública con la bandera roja desplegada, la cual era sostenida por José Ferrer y Ferrer.
El 25 de marzo del mismo año los trabajadores se reunieron en el Teatro Municipal en número de 3,000, el acto se convocó para protestar las persecuciones y arbitrariedades del gobierno autonómico. Participaron en la actividad José Ferrer y Ferrer, Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, José Mauleón, Emiliano Ramos, Juan Cepeda, Fernando Gómez Acosta, José Rivera y Rosendo Rivera García. Este era el núcleo que habría de constituir el liderato de la Federación Regional.
Ya para el primero de junio de 1897, Ensayo Obrero publicaba las bases de la Federación Regional Obrera de Puerto Rico. La guerra Hispano-Americana será el cambio violento que ha de poner en contacto una sociedad agraria y semi-feudal con una democracia liberal en pleno desarrollo capitalista. La gran limitación de las clases dominantes se verá en su actitud ante el nuevo régimen, el cual tratarán de utilizar para impedir el desarrollo del incipiente movimiento obrero.
Bajo los inicios de la dominación norteamericana, Porvenir Social (23 de octubre de 1898) pasará a sustituir a Ensayo Obrero como el órgano de la clase trabajadora. Días antes (20 de octubre de 1898) había quedado organizada la Federación Regional. Será bajo la dirección de ésta que se darán las huelgas en Carolina, Ponce, Aguadilla, Fajardo y en especial la huelga de los tabaqueros de San Juan que habría de durar tres meses. En Ponce se creaba una rama de la Federación y organizaban un semanario Voz Obrera dirigido por Ramón Morel y Fernando J. Matías que a las pocas semanas ha de cambiar de nombre a la Liga Obrera.
El grupo de Caguas tenía dos voceros locales Voz Humana y Humanidad Libre. Siendo sus más asiduos colaboradores Juan Vilar, Pedro San Miguel, Pablo Vega Santos y José Ferrer y Ferrer.
El 18 de noviembre de 1898 se organizó la Federación en Arecibo con la participación de diez incipientes uniones de oficios. Y para el 17 de noviembre los tipógrafos de San Juan declaraban una huelga general que paralizó los diarios y talleres de la Capital.
La labor de organización de la Federación se extendía a Aguadilla, Ponce, Mayagüez, Lares y Guayama de donde surgían constantes protestas por los arrestos y los abusos de las autoridades.
Para el año de 1899 la Federación celebró el Primero de Mayo. Fue celebrado con un mitin donde participaron diferentes líderes obreros de la época. Además, fue celebrado con manifestaciones públicas en Manatí, Mayagüez, Cayey, Guayama, Ponce, Lares, Aguadilla, Arecibo y Juana Díaz.
La intromisión del Partido Republicano en los asuntos de la Federación Regional, en especial en su Comité Central, por medio de Rosendo Rivera García, ha de llevar a su disolución en una borrascosa reunión en día 12 de junio la primera y el 18 de junio de 1899 la segunda. Ese mismo día en las oficinas de Porvenir Social se acordó la organización de la Federación Libre de los Trabajadores de Puerto Rico. Mientras tanto la Federación Regional pasa a ser un organismo bajo el control del Partido Republicano quien la subvencionó con la cantidad de $600.00.
Será bajo las banderas de la Federación Libre que habrán de darse en 1899 las huelgas de los carpinteros y de los obreros de muelle. En 1900 se dará en el país la primera huelga general donde los trabajadores se verán obligados a defenderse de la represión y de la brutalidad policíaca que junto a la estructura de poder pretendía aplastar el movimiento obrero.
De 1900 a 1920 el país se verá envuelto en un intenso conflicto social que llevará a la organización del Partido Socialista (1915), como el partido de los trabajadores. La serie de alianzas que promueven las clases dominantes contra los trabajadores, llevará a un fortalecimiento del movimiento obrero en la medida que los trabajadores toman conciencia de su poder como clase. Resultado de esto será la “Cruzada” de 1904. Esto puede verse en el libro de Ramón Romero Rosa, firmado con el seudónimo R. de Romeral, La cuestión social y Puerto Rico (1904), donde se establecen las definiciones de amos, proletarios y patria, en contraste con el nacionalismo cultural y el patriotismo de las clases propietarias. De igual manera hay que ver que el rechazo que hace Luisa Capetillo al gobierno propio que piden los unionistas en Ensayos Libertarios (1904-1907). Su planteamiento es un reflejo de la desconfianza del liderato obrero de la época ante las demandas de los propietarios del país.
Se deja sentir así la influencia de las corrientes anarquistas en Puerto Rico. Tenemos a Luisa Capetillo, esa mujer leyenda de nuestras luchas obreras, utilizando la ideología libertaria para combatir el mundo autoritario que la rodea, participando activamente en los Congresos Obreros, escribiendo contra todo aquello que expresa la ideología de clase de los propietarios enquistados en los partidos tradicionales. Por eso Luisa Capetillo escribió contra la religión católica, la institución familiar en su doble moralidad, contra todo lo que representa la ideología de clase de los hacendados que controlan el Partido Unionista. Gran contraste el de esta mujer que escribe para educar al pueblo y nuestro José de Diego, el Caballero de la Raza, defensor del idioma, de la religión católica, hispanista y abogado de corporaciones “nativas” y extranjeras.
Tenemos a los obreros Romero Rosa (Romeral) y José Ferrer y Ferrer escribiendo desde las páginas de Ensayo Obrero primero y de Porvenir Social después, en defensa de los trabajadores. Así, el Catecismo Socialista (1905), de Romero Rosa, se orientaba a la educación de los trabajadores en los principios del socialismo libertario. Han de ser los trabajadores Ferrer y Ferrer y Venancio Cruz los autores de la música puertorriqueña de La Marsellesa, el himno del proletariado y del socialismo puertorriqueño.
Ver como Ángel María Dieppa en sus escritos El porvenir de la sociedad humana (1919), recoge las principales ideas del anarquismo y las presenta a sus lectores, las cuales podrían resumirse en las palabras del mismo Dieppa: “La Moral del Estado, de la Religión y de la Patria con todos sus derechos y todas sus libertades, no es más que una denigrante historia de la Humillación y de la Servidumbre”. Libro que termina con un Epílogo firmado por Juan José López del Grupo de Estudios Sociales de Caguas, donde su actitud iconoclasta nos dice: “Muerto Dios a los certeros golpes de la lógica, sentimos al tiempo mismo de su muerte bambolearse en sus cimientos el edificio de la sociedad actual”.
La experiencia práctica bajo el régimen español y el vivir en la sociedad de la época les había enseñado que la religión servía los intereses del régimen que los embrutecía y los explotaba. Será por esto que el fervor anti-religioso de los anarquistas españoles calará tan hondo en los líderes obreros del país. Estas mismas ideas toman vida en la pluma de Venancio Cruz en Hacia el porvenir (1906), ese tratado anti-autoritario que son sus escritos. Venancio Cruz predica un humanismo que mira hacia el porvenir, en una sociedad libre, con un nuevo hombre que se ha transformado en un hombre sano, fuerte, poderoso y libre. En Venancio Cruz, al igual que en Dieppa se siente la influencia del filósofo libertario Eliseo Reclús, probablemente a través de la lectura de su libro Evolución, Revolución y Anarquismo que había sido traducido al español por los anarquistas españoles.
Para 1911 publica Luisa Capetillo su libro Mi opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer, como compañera, madre y ser independiente. Los planteamientos hechos por Luisa Capetillo la señalan como la precursora del movimiento de liberación de la mujer, mucho antes que cuajara el movimiento de las sufragistas y el ser feminista se hubiera convertido en algo respetable.
Así también Juan José López en su libro Voces Libertarias nos dice: “Aquí en Puerto Rico ha habido varias huelgas agrícolas y en todas ellas hubo atropellos, persecuciones y asesinatos. De dichas infamias se ha hecho recopilación de datos, se han enviado comisiones y quejas a Washington y de todo se ha burlado la gran república, porque allí en el mismo pueblo americano, se disuelven mítines a tiros, se desbaratan cráneos femeniles a macanazos policíacos, se asesina y se ametralla al pueblo que pide justicia”.
López intuye el carácter internacional del capitalismo, pero no puede distinguir la relación de los hechos que señala y su vinculación al problema nacional-colonial. Reconoce que la burguesía que explota es la misma en los Estados Unidos o Puerto Rico. No importa que para disfrazar sus posiciones y cubrir sus ambiciones se esconda detrás de un lenguaje patriótico y nos hable de libertad e independencia. Al fin y al cabo a lo que aspira es a perpetuar la explotación del hombre por el hombre.
Por eso el movimiento obrero al enjuiciar la labor legislativa de la Cámara de Delegados acusa al Partido Unión de Puerto Rico de representar la tiranía. Tal como se señala en el manifiesto “The Tyranny of the House of Delegates” (1913).
Juan Vilar del Grupo de Estudios Sociales de Caguas publica sus Páginas Libres (1914) orientadas a destacar la lucha de la ciencia contra la superstición. La lucha del pensamiento científico contra el pensamiento religioso que se basa en el miedo del hombre a lo desconocido. En un apretado párrafo nos presenta sus ideas sobre la lucha del hombre en la transformación de su yo frente a las fuerzas reaccionarias que quieren ahogarle. “La mañana ideal. El hombre vive dentro de esa mañana, humilde como un Cristo, apurando la cicuta del dolor, como Sócrates, hablando del porvenir como Ferrer, cantando a la patria, como Rizal, con los satélites de Galileo, el martirio de Juan Huss, las llamas de Giordano Bruno, la elocuencia de Cautelar, la cumbre de Hugo, la antorcha de Diógenes, la sonoridad de Reclús, el sentimiento de Luisa Michel.”
Influido por las ideas de Reclús y de Francisco Ferrer y la Escuela Moderna, Vilar ha de dedicar gran parte de sus escritos a bregar con el problema de la educación del niño. Con la conciencia de que en nuestra sociedad los niños constituyen un sector de los más explotados, de los más abusados para quienes no hay respeto ni solidaridad. Así tenemos en las primeras décadas del siglo 20 un obrero definiendo desde su experiencia práctica y teórica lo que es un maestro: “El verdadero pedagogo, es el que siembra en el niño una educación científica, explicando los fenómenos naturales como fuerza física y mecánica”.
De esta manera como los “anarquistas” puertorriqueños llegan al convencimiento que además de transformar el sistema social, hay que transformar las actitudes, rompiendo las estructuras autoritarias que controlan el pensamiento y la conducta. Expresión de una conciencia de clase mucho más alerta a las actitudes autoritarias de nuestra cultura y mucho más militante en su manifestación que el independentismo tradicional que se nutría de la ideología de la burguesía.
También el zapatero Juan S. Marcano nos da sus Páginas Rojas (1919), soldado de filas representa claramente el ideal obrero al surgir el Partido Socialista. No deja de llamar la atención la influencia directa del escritor mexicano, el anarquista Flores Magón en algunas partes de este libro.
Eduardo Conde, ese escritor obrero “boquiduro y malhablao” tenemos el impacto de la revolución rusa (1917) y anuncia una tendencia minoritaria en el Partido Socialista que con posterioridad a la década del veinte irá tomando cuerpo. En “¿Qué es Bolcheviquismo?” en su libro Acusación y Protesta (1919), se expresa la violenta defensa de la revolución rusa, y la solidaridad que ella tuvo de los diferentes sectores del socialismo y del movimiento obrero. Es la defensa contra las acusaciones que le son lanzadas al Partido Socialista por los unionistas que importan a Puerto Rico desde los Estados Unidos la histeria anti-comunista ante el “peligro rojo”.
También tenemos de Manuel F. Rojas Cuatro siglos de ignorancia y servidumbre en Puerto Rico (1914), donde se nos presenta la historia de Puerto Rico desde la perspectiva de la clase obrera, lo que hace – tal vez – el primer historiador obrero. A esta obra histórica le sigue lo que considero la obra más representativa del socialismo Los ideales del Siglo XX (1932) de José Ferrer y Ferrer. Es un libro idealista, lleno de alusiones a los diferentes teóricos del socialismo libertario y entra en la génesis del movimiento socialista en Puerto Rico. La influencia del individualismo del escritor anarquista Max Stirner está presente en su obra: “Debemos estimar por igual esta obra de transformación política-social que se ha iniciado, debiendo tener presente también que si cada hombre es UN SOBERANO DE SU YO, ni ha de procurar subyugar ni ser subyugado, ni ha de pretender ser superior a otro, ni creerse inferior a nadie”.
A esto le sigue Cuarenta Años de lucha proletaria (1939) de Rafael Alonso Torres, libro de importancia para entender los primeros años de la Federación Libre.
Rojas, Ferrer y Ferrer y Alonso Torres representan la trilogía de historiadores obreros. En ellos no encontramos la literatura de la docilidad que ha caracterizado los escritos de la burguesía puertorriqueña y de su élite intelectual. El historiador tradicional, formado en la escuela del procerato no ha podido ver la importancia de este núcleo de pensadores del pueblo como el verdadero liderato que ha de mover el proceso histórico en nuestras luchas obreras.
Llama la atención la mezcla de conceptos e ideologías en los escritores obreros de principio de siglo. Encontramos una mujer como Luisa Capetillo en el Quinto Congreso celebrado en 1908 en la ciudad de Arecibo, ha de plantear las ventajas del voto para la mujer ha de ser una estudiosa del espiritismo. Situación que Juan Vilar ha de rechazar en su Páginas Libres.
De igual manera vemos cómo los escritores obreros se acercan a la tendencia libertaria por su humanismo y el respeto al individuo; también encontramos su constante referencia a los escritos de Carlos Marx y de otros socialistas, en una actitud de búsqueda interpretativa que les llevará a asumir una actitud ecléctica frente a los problemas políticos y sociales de su época.
Donde sí encontramos una corriente uniforme es en su posición frente a la autoridad, la religión y la educación. Puede afirmarse que el socialismo se caracterizó en su escritos por ser anti-autoritario, anti-religioso y fundamentalmente humanista a pesar del contenido pequeño-burgués de sus manifestaciones. Indicio de un desconocimiento del materialismo histórico.
Esto se puede observar en la importancia que se le dará a la educación en sus escritos como una de las formas de liberalización individual, reflejo de una situación de opresión social y del hecho real del analfabetismo de la gran mayoría de la población. Su concepción universalista les llevará a un rechazo de las posiciones nacionalistas de la clase dominante, sin que nunca pueda cuajar como principio ideológico el internacionalismo proletario. Situación que responde al predominio del sector artesanal en la dirección del movimiento obrero.
Por eso frente a una república dominada por los propietarios y terratenientes, el socialismo ha de postular el principio expresado por Bakunin de que una revolución bajo el control de la burguesía es una traición. Su desconocimiento del materialismo histórico les llevará a confundir el papel de Estados Unidos lo que habrá de impedir la cabal comprensión de la política norteamericana en Puerto Rico. Sin embargo su participación en las elecciones lo aleja del apoliticismo anarquista y lo lleva a las posiciones de la social-democracia. Al negarse a bregar con el problema nacional-colonial en sus términos legales y abstractos, el socialismo enfatizará la resolución de los problemas inmediatos de los trabajadores tales como salarios, educación libre y no sectaria, defensa del derecho a la huelga y organización, libertad de expresión y todas aquellas formas sociales que beneficien al trabajador por su carácter reivindicativo.
Desde sus comienzos, en el seno de la Federación Libre y en el Partido Socialista se irán dando dos tendencias políticas frente al problema nacional-colonial. Una de ellas la pro-americana, buscará el llamado pacto electoral libre con el Partido Republicano. La otra rechazaba toda alianza con los partidos burgueses y llegó a postular en asambleas la incorporación de la República Industrial en la plataforma socialista.
Los conflictos de clase, el hecho de que el más destacado propulsor de la independencia – José de Diego – estuviera vinculado directamente a la clase de los propietarios que controlaban el Partido Unión de Puerto Rico, el hecho de que fuera abogado de las corporaciones que explotaban a los trabajadores, ha de impedir el fortalecimiento de la tendencia progresista dentro del socialismo y le llevará a buscar alianzas en los Estados Unidos con Samuel Gompers y la American Federation of Labor y en la Isla con lo que aparentaba se el sector más progresista del Partido Republicano representado en la figura de Rafael Martínez Nadal.
La situación política de Puerto Rico ha de aislar las incipientes tendencias anarquistas de su influencia más directa: el anarco-sindicalismo español. Permitiendo que el apoliticismo de la American Federation of Labor sirviera para fortalecer las tendencias reformistas y conservadores en el seno de la Federación Libre y del Partido Socialista. De esta manera el socialismo ha de generar sus propias contradicciones que llevarán a la formación del Partido Comunista (1934) y a la organización de la Confederación General de los Trabajadores en 31 de marzo de 1940. Factor de importancia en el proceso de la década de 1930 lo ha de ser el Partido Nacionalista Puertorriqueño y en especial su participación en la huelga cañera de 1934.
El análisis tradicional no ha podido ver el heroísmo del pueblo en sus grandes movimientos sociales, lo que ha limitado la interpretación histórica en el análisis de los procesos. Así pasa desapercibido el proceso de desarrollo del movimiento obrero bajo el régimen español, se limitan sus grandes conflictos de clase, se oscurece el papel de sus dirigentes y teóricos y se ocultan las influencias primarias en su formación como son el federalismo del Partido Republicano Español de Pi y Margall, de la Internacional en especial del pensamiento bakunista y la de Santiago Andrade y el movimiento cooperativista.
La historia del movimiento obrero se nos pierde en los conflictos de personalidades que crea el historiador tradicional o en las justificaciones del político oportunista que intenta justificarse ante la historia. Ejemplo de lo último lo es la Historia de los Partidos Políticos Puertorriqueños de Bolívar Pagán. A esto podríamos sumarle la visión “Nacionalista” de la historia que se reduce a la actividad “independentista” de los unionistas y de José de Diego, y a la actividad nacionalista con su visión elitista de la clase obrera tal como se expresara en la huelga cañera de 1934.
La literatura de la época – expresión del liderato burgués – ha de menospreciar la rebeldía obrera. Como doctrina de clase – la élite intelectual – pretende imponer al explotado el carácter pasivo a la vez que romántico e inútil recipiente de la historia. Por eso el obrero figura en la literatura no como obrero sino como pobre, como víctima humilde en vez de productor y como recipiente de caridad, pero no de respeto. Ejemplo de esto lo son el ensayo de Salvador Brau, Las clases jornaleras de Puerto Rico (1882), y el discurso de José de Diego como presidente de la Cámara de Delegados del 28 de enero de 1913 publicado en sus Obras Completas como “Cuestiones Obreras”.
Todo lo contrario expresa la literatura obrera de la época. Allí está presente el obrero como productor, como individuo explotado, como clase que se rebela contra las estructuras de poder que lo explotan. Presente siempre en el idealismo obrero de la época una fe en la transformación no sólo de la sociedad sino del individuo. De ese trabajador que es apaleado en San Juan, arrestado en Guayama, tiroteado en Ponce y asesinado en Vieques.
Detrás de ese entusiasmo están presentes las vertientes más significativas del anarquismo con su contenido de socialismo, libertad y solidaridad humana. Las mismas limitaciones ideológicas del anarquismo, la ausencia de una teoría sobre la revolución proletaria, sus planteamientos utópicos con relación a la lucha de clases y su actitud al hispanismo y el nacionalismo de las clases dominantes, ha de terminar en el oportunismo y en la liquidación del Partido Socialista, cuando su base se mueve a respaldar la revolución democrático-burguesa de Partido Popular.
Pero este entusiasmo utópico se expresa en las huelgas que el sistema brutalmente trata de ahogar, dando vida teórica a un movimiento de liberación social en las banderas rojas y en los jachos ardientes del Partido Socialista, buscando consecuentemente a través del debate ideológico y de la confrontación con el sistema, la transformación del hombre y la mujer trabajadora.
Parte fundamental en el desarrollo de la Federación Libre y del Partido Socialista lo ha de ser la prensa obrera. De esta manera, una multiplicidad de periódicos y revistas han de dar expresión a las ideas, noticias, protestas y agitación obrera en Puerto Rico. Desde El Artesano (1874), El Heraldo del Trabajo (1877) publicado en Ponce, al que siguió El Clamor Obrero (1895), publicado en Aguadilla; la Revista Obrera (1893-1895) fundada en Ponce por Ramón Morel Campos; hasta Ensayo Obrero (1897-1898) fundado en San Juan por Santiago Iglesias, Eduardo Conde, José Ferrer y Ferrer y Ramón Romero Rosa, marcan la primera etapa de la prensa obrera en Puerto Rico.
Ensayo Obrero es el primer periódico con sentido proletario. Su redacción es de origen obrero, integrantes del Círculo de Estudios Sociales. Es el primer periódico en publicar la historia de los Mártires de Chicago, y difundió las bases para la creación de la Federación Regional y de un partido obrero.
Con la invasión norteamericana, la prensa obrera habrá de multiplicarse protegida por las garantías que da el nuevo gobierno. Factor que también hay que tener en cuenta al analizar la actitud del movimiento obrero hacia el régimen norteamericano. Así habrán de surgir Liga Obrera (1898-1899) en Ponce, dirigido por Fernando J. Matías; Palabra Libre (1898) en Mayagüez, como órgano de la Unión Obrera; Porvenir Social (1898-1900) creador de la Federación Libre en San Juan y que contará entre sus colaboradores a José Ferrer y Ferrer, Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, Sandalio Sánchez y será dirigido por Santiago Iglesias.
En 1899 habrán de aparecer El Amigo del Obrero, semanario órgano de la Federación Obrera del Oeste; La voz del Obrero, dirigido por Fernando J. Matías y con sede en Ponce; El Obrero de Ponce y El Relámpago, periódico crítico-satírico dedicado a la defensa del proletariado.
Para 1900 aparecerá Unión y Trabajo (1900-1902), semanario subvencionado por el Gremio de Tabaqueros y en esa misma década habrán de aparecer La Miseria (1901-1902) en San Juan, teniendo como redactores a José Ferrer y Ferrer, Ramón Romero Rosa y como colaboradores a Rafael Alonso, Eduardo Conde, Eugenio Sánchez López y Santiago Iglesias, entre otros; le seguirán El Anarquista (1902) periódico jocoso dirigido por Pedro Goyco; Porvenir Obrero (1902), dirigido por José Ferrer y Ferrer con sede en Caguas; Unión Obrera (1902-1930), semanario, luego diario. Fue fundado en Ponce por Santiago Iglesias, Eugenio Sánchez y Ramón Morel Campos para fundar la Federación Libre en Ponce, se trasladó luego a Mayagüez bajo la dirección de Julio Aybar, donde se convirtió en diario con ediciones en Mayagüez y San Juan.
Le siguieron, La Federación Libre (1902) dirigido por Eugenio Sánchez en San Juan; La Huelga (1903-1905), publicado en San Juan por Eduardo Conde, Ramón Romero Rosa, Rafael Alonso y José Ferrer y Ferrer; La Voz del Obrero (1903), en San Juan, Pan del Pobre (1903-1905) de San Juan, el cual contaba entre sus colaboradores a Rafael Alonso Torres, Eduardo Conde, Saturnino Dones y Ramón Romero Rosa.
Para 1904 aparecerá La trinchera en Aguadilla; Humanidad Libre (1904-1906) en Caguas, fundado por Juan Vilar, Pedro San Miguel, Prudencio Rivera Martínez, Tadeo Rodríguez y José Ferrer y Ferrer. A esto hay que sumarle Hijo del Pueblo (1904), semanario de Caguas dirigido por Venancio Ortiz y José Ferrer y Ferrer y Blanco Rojo (1904) de San Juan.
De 1906 a 1910 aparecerán Germinal (1906), órgano del Partido Obrero Socialista en Mayagüez; La Huelga Agrícola (1906), publicado en Arecibo por la Federación Libre; anteriores a éstos son El Pueblo (1905-1906), de Arecibo, órgano de la Federación de los Obreros y Puerto Rico Obrero (1905), de San Juan, bajo la dirección de Rafael Alonso Torres.
En 1907 apareció Adelante, del grupo Solidaridad de Caguas, donde colaboraban Juan Vilar y José Ferrer y Ferrer; le siguió El Jibao (1908) en Lares donde colaboraba Rodolfo Quiñones, siendo el primer periódico en Lares en publicar un artículo de propaganda socialista. En 1909 apareció Nuevos horizontes (1909-1911), publicado en San Juan como órgano de los tabaqueros de Puerto Rico; Alfonso Torres e Isaac García están entre los colaboradores.
En 1910 habrán de aparecer la revista La Mujer, publicada en Arecibo por Luisa Capetillo; El Socialista de Arecibo, El Socialista de San Juan y El Socialista de Yauco. Además, se publicará como órgano del Partido Obrero Socialista, El Socialista, dirigido por Manuel F. Rojas. Junto a éstos habrá de aparecer El Centinela, semanario de San Juan y Federacionista de Mayagüez, fundado por Abraham Peña y Jesús María Balzac.
En la próxima década aparecerán Juan Bobo (1912), dirigido por Sandalio E. Alonso; Justicia (1914), órgano de la Federación Libre; Primero de Marzo (1915), publicado en Ponce por Sandalio E. Alonso; Obrero Puertorriqueño (1915), de Mayagüez; la Revista Obrera (1915), dirigida por Joaquín del Llano y publicada en San Juan; Boletín Obrero (1915), semanario de la Liga Obrera de Puerto Rico; La Idea aparecerá en 1916 dirigida por Bolívar Pagán; Alba Roja (1918), fundado por Moisés Echevarría en Ponce como un bisemanario; Aurora (1918), como una revista literaria dirigida por Bolívar Pagán; el Arriete Socialista (1919) de Cayey y Yo Acuso (1914-1917) fundado por Juan Vilar, José Ferrer y Ferrer, Pablo Vega Santos, Antonio Arroyo, Tadeo Rodríguez y Prudencio Rivera Martínez. En Utuado, Ángel María dieppa ha de fundar La Antorcha y el grupo de Caguas ha de fundar Avante.
Para la década de 1920, aparecerán Espartaco (1920); Germinal (1923); El Obrero de Ponce (1923-1924) y La Tribuna (1925). En 1932 habrá de aparecer La Antorcha de Guayama.
La prensa obrera ha de ser reflejo de las tendencias y conflictos del movimiento obrero. Por medio de sus voceros irá tomando cuerpo la Federación Libre y el Partido Socialista. A la misma vez irá presentando el ascenso de los tabaqueros como el sector más militante del movimiento obrero, lo que irá correspondido con un aumento en la agitación obrera.
La aparición o desaparición de los periódicos respondía muchas veces a necesidades económicas y organizativas, otras al flujo y reflujo en el movimiento obrero en la medida que su composición cambiaba con el predominio de sectores vinculados al proceso de cambio del país y al resultado de las crisis económicas que habrían de acompañar esos cambios y al empotramiento de una economía sobre otra.
En la medida que el Partido Socialista fue creciendo en votos y aumentó su burocracia y su representación parlamentaria, en la media que su programa respondió a unas alianzas para repartirse unos puestos y participar de un presupuesto, fue dándose la contradicción entre liderato y base que culminó en la huelga agrícola de 1934 y habría de llevar a la organización de la Confederación General de los Trabajadores y del Partido Popular. En igual forma, la prensa socialista decayó para dar paso al periodismo militante que habrían de representar nacionalistas y comunistas y que llevaría a dos vertientes que se darían la mano con posterioridad a la fundación del Partido Comunista en 1934 y a la masacre de Ponce en 1937, en los inicios de la revolución democrático-burguesa que ha de iniciar el Partido Popular.
Los escritores obreros representan en este proceso el primer caudal de experiencias acumuladas por el movimiento obrero puertorriqueño. Su labor de educación, agitación, y organización les da en la historia del movimiento obrero el título de precursores. Su trabajo sentó las bases para la continuidad de la historia del movimiento obrero y para la virtual liquidación de la teoría del procerato que la burguesía puertorriqueña creó para ocultar las fuerzas sociales que dan vida al movimiento obrero puertorriqueño.
Tomado de:
“Apuntes para la historia del movimiento obrero puertorriqueño” por Juan Ángel Silen
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